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El Jamón Ibérico de Bellota es uno esos productos apreciados en el mundo entero por su excelente calidad. Se obtiene del cerdo ibérico, una raza porcina presente en la Península Ibérica, y de la que se extraen otros deliciosos manjares, como el lomo, el chorizo, la morcilla, el salchichón, el morcón o el tocino, productos Pata Negra. Habitan en las dehesas y se alimentan eminentemente de las bellotas típicas de los bosques del clima mediterráneo, aunque también pueden completar su alimentación con otros productos como cereales y piensos (lo que resultará en diferencias en el tipo de jamón).
Tanto en España como Portugal, es habitual encontrar jamón en la carta de bares y restaurantes, por ser un producto típico. Eso sí, al ser un producto de calidad, su consumo suele ser considerado todo un lujo gastronómico.
Por ello, en los hogares suele estar presente en épocas especiales del año como la Navidad, cuando familiares y amigos se reúnen en torno a la mesa para disfrutar de suculentos platos entre los que no puede faltar el jamón, el más exitoso. Si vas a comprar uno, debes decidir entre el jamón ibérico puro o, simplemente, jamón ibérico, cuya diferencia es el cruce o no de razas de sus progenitores. Hay otras dos categorías, dependiendo de la alimentación que haya tenido el cerdo, como comentábamos más arribas. De unas a otras va variando el precio, además de intervenir los kilos de cada pieza.
El jamón se puede presentar en la mesa de múltiples formas, pero la más clásica (sobre todo si es un producto de calidad) es en un plato cortado en lonchas. El corte también es todo un ritual, un arte que no está alcance de cualquiera que no haya practicado lo suficiente. La loncha tiene que estar fina y ser de un tamaño medio, con rojo y blanco para llevar al paladar su máximo sabor. Para unos resultados óptimos, un cuchillo jamonero (largo y afilado) y el soporte serán fundamentales.
Si tienes ocasión, no dejes de probar semejante delicia, ni de sorprender a tus invitados con un buen plato en tu mesa.
